Friday, June 19, 2009

Hacerse viejo, estar viejo, ser viejo...es una vaina. A veces envejecer es tan duro, uno cambia sus conductas, cuando lee el periodico por las mañanas lo primero que busca son los obituarios a ver si alguno de los "muchachos" cruzó la Laguna Estigia el dia anterior...cuando uno viajando en el subway de Nueva York todas las caras le parecen conocidas...cuando uno confunde una persona por otras o no se acuerda del nombre del alguien, cuyo rostro a dos pulgadas del tuyo, te dice...a que no te acuerdas de mi...

Hay dos cosas que me dejan perplejo y ambas tienen que ver con actitudes; Hacia la vejez y hacia la muerte, dos fenomenos familiares, realmente son las consecuencias indirectas de ambas. En Estados Unidos, los viejos a los 65 años se van a la Florida o a Colorado, ahi recomienzan a vivir el ultimo periodo de sus vidas. Lo escogieron, lo planearon, lo esperaron.

En nuestro medio el retiro no es posible, no hay circunstancias que lo favorezcan. Envejecer como Dios quiera hasta que el cuerpo explote. La gente de clase baja se chupa sus viejos hasta que la muerte los separe, a veces hay varias generaciones viviendo bajo el mismo techo, hacinados en la mayoría de los casos, peleando siempre, dandose calor, compartiendo lo poco que tienen. Solidarios.

Nuestra clase media y alta está en otra onda. Cuales razones tienen estos hijos de....para depositar a sus viejos en un asilo: Puede ser que la persona ya vieja haya manifestado ese deseo, por varias razones: se siente una carga para el hijo o la hija, se siente inutil, los nietos se burlan de ella, le hacen bromas o maldades, o la hija que se podia quedar con ella, se fue a vivir fuera, o los dormitorios de la casa estan en un segundo piso, o su hija los dias que se pinta la uñas no la va a ver y tampoco cuando se arregla el pelo, o la esposa del hijo se jartó de tener esa vieja metiendose en todo, conminandolo entre el "ella o yo", puede ser que la señora necesite cuidado medico especial, o que ya no controla sus gases y son bastante ruidosos, que la vieja es una quejicosa perenne o se convirtió en una inconveniencia social para el hijo que la tiene en su casa.

Estas son razones. La decisión está tomada, por la razón que fuere, ya se escogió el asilo y la pobre señora es depositada ahí. Al principio irán a verla hasta dos veces por semana por periodos de una hora o mas, en corto tiempo las visitas se espaciaran y a veces se la llevarán a la casa para que coma con ellos.

Si la señora esta lucida todavía, a lo mejor se aclimata al ambiente del asilo: jugará dominó con los otros residentes, parchese chino o casino, llenará crucigramas si el cerebro todavía le da, tal vez le pondrán un pamper grande, por si acaso y matará su tiempo en una mecedora o en una silla en el patio soleado, o en una silla de ruedas. Tal vez tenga la suerte de que un domingo cualquiera les lleven los nietos a verla.

Rodeada de señoras de su misma o mayor edad, ejercitará su paciencia para lidiar con los diferentes estados de deterioro mental de sus compañeros, muchos de los cuales viven en un periodo de sus vidas bastante anterior al presente, donde son recurrentes pequeñas o grandes experiencias trumaticas o felices de ese periodo particular. La enfermeras rondan a los viejitos tratandolos con cariño, a veces con una sonrisa plastica, complaciente. Saben que su moro depende de la ausencia de refunfuños de sus pupilas. En un rincón de la estancia una dulce viejita, con una sonrisa permanente, se quita una media y se deja el pie al aire, para ella es una acción completa, pues no recuerda que tiene otra media, otro pie; otra se queja de que le robaron una prenda, recuerdo recurrente en su estado. Otros no saben donde estan, confunden las caras con las de familiares, otras ya no recuerdan a sus hijos que cuando le dicen su nombre, responden: Oh, yo tengo un hijo de ese nombre. Algunos ya estan ciegos, la mayoría parcial o completamente sordos, otros ya no hablan o se pasan mirando una pared todo el santo dia. Pero el ambinte es asepticamente amable, sin bromas excepto por las muy cuerdas. Otros estan deformados por la artritis, o quejandose de una artrosis avanzada. Se trasladan, las que pueden de una lado a otro, lentamente, con o sin andador. Se van apagando poco a poco y cuando el apagón definitivo se lleva a alguien, pocos se dan cuenta, no le echan de menos. ¿Cual es tu razón? ¿Es ese el pago que le das a quien te dió la vida y se sacrificó por tí? Barbarasos!

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