Thursday, May 13, 2010

¿Que puede hacer?

Ese maldito gallo no falla nunca! Mierda! Las 5 y tres. Día tras día es lo mismo. Efrain se restriega los ojos, enfoca la vista en al reducido espacio de su vivienda en La Cienaga. Los olores del entorno invaden la chabola. Busca a tientas pues no hay luz, el cubo con el poco de agua que guardó del día anterior, se arrodilla en una esquina del cuarto, coge el jabón de cuaba, se lo pasa por lo sobacos y aguantando un pequeño grito se echa el agua superfría donde untó el jabón, con un trapo se limpia y pasa los dedos sobre el jabón y se lo unta como desodorante, coge el cepillo de dientes, lo unta de jabón y se cepilla los dientes. Coge la camisa de una esquina de la cama y se la pone después de olerla, un bajo a humanidad ataca su olfato, la camisa llena de grasa corporal, sal del sudor y polvo de la calle, representa la precariedad de su existencia, no ha podido lavar la otra por falta de agua. Se calza los tenis altos, cuya suela ya está por soltarse, sin medias y asegura la puerta saliendo a la calle, bañada por la tenue luz del amanecer. Se encamina hacia el mercado nuevo a retirar la mercancía del día, en el camino se toma una tisana con un coconete. Recoje 20 aguacates, 8 zapotes y 2 docenas de nisperos, se preocupa de que luzcan impecables, nada de carburo. Los zapotes tienen el pelaíto para que la gente vea su carnosa y madura pulpa y calcula que la ganancia podría ser de unos 300 pesos, de los cuales guardaría 100, para ver si puede volver a la universidad a terminar la carrera de Ingeniería, antes de que se cumplan los 5 años de haberla dejado. Mientras caminaba, revisaba mentalmente la odisea que le había tocado vivir los ultimos 3 años: Tenia un buen empleo como Analista en Obras Publicas, tenia novia, tenia planes, pero todo se fué a la mierda cuando analizando unos planos de unas escuelas para el Cibao, sometidos por una de las constructoras mas famosas (B...), notó una anormalidades en los calculos y en las cargas de las vigas y se negó a firmar el descargo, aduciendo por razones de conciencia y honestidad que no lo podía hacer. Pasaron por alto su recomendación y comenzaron a construir las escuelas y para mala suerte lo mandaron a inspeccionarlas, ahí notó que su veredicto inicial de que esas escuelas podían colapsarse y así lo reportó, discutió con los encargados de la obra, que le ofrecieron una sustancial borona, no la ceptó y paró la construcción y ahí le salió lo suyo, lo cancelaron por presiones de la constructora. Seis meses después durante unos dias de lluvia torrencial, la mayoría de las escuelas se colapsaron. La novia lo dejó despues de toda la inversión que hizo en ella, en cenas, regalos, vestidos, perfumes y joyería. Se salio del apartamento estudio y se fué a vivir a La Cienega, adecentando una barraca que compró a alguien que mejoró. Por lo menos no se mojaba cuando llovía, debido a sus conocimientos de ingeniería. No pensó nunca en volver a su pueblo, todavía le quedaba un poquito de orgullo. Cargado con sus frutas se fué a su esquina: La 27 con Lincoln, se santiguó y se dispuso a enfrentar el día. Mientras tanto en Cuesta Hermosa III, Enrique Lauterio, llamado por si mismo Henry, era despertado por un reloj cuya musica era una versión suave y tenue de la Cavalleria _Rusticana. Renovado, después de un sueño reparador, se desarropó, se sentó en la cama, se le dio una nalgadita al hembrón que compartía su lecho desde la noche anterior, no quiso correr las cortinas con el control en su mesa de noche para no despertar a su amante. Se dirigió al baño y pulsó el termostato para graduar el agua a la temperatura a la que ya su cuerpo se había acostumbrado. Se duchó, se secó y tiró la toalla al hamper. Pasó un tiempo frente al vestidor indeciso ante lo que debía vestir ese dia y por fin escogió un traje gris paloma, camisa gris clara y una corbata de seda azul. Tenía una importante cita en una de las oficinas del Malecón Center, en representación ante unos inversionistas extranjeros de su padrino, un caballero maduro (Don tulio) de una fortuna muy considerable, que había mudado una prima de Henry en uno de los penthouses de Naco. Tomó un frugal desayuno: cereal, un huevo duro y media toronja rosada, todo para la línea. Eran las 8:30, se encaminó a su Cayenne turbo y se dirigió por la Republica de Argentina a los proceres y ahi a la Lincoln, trayecto que consideró menos traumatico para llegar al Malecón Center. Armado con una colonia carisima de olor discreto y agradable y de su ego, fue recorriendo mentalmente su trayectoria: su prima había sido crucial en en su avance, su título universitario y su falta de escrupulos (que en este insight el no reconocía). La empresa para la que el laboraba tenía multiples negocios: Bienes raices, alquiler de apartamentos, venta, promovian invasiones de terrenos para comprar tierras a mejores precios, (y que habían destruído más de una zona verde en Santo domingo), un bufete de abogados, una compañia constructora, un call center, una agencia de viajes , fincas lecheras, tiendecitas exclusivas etc. La cantidad de documentos que generaban era interminable, había que estar encima de eso todo el tiempo. Ay, si en mi pueblo me vieran! Al llegar a la esquina de la Lincoln con 27, el vendedor de frutas se le acerca y el saliendo de su ensimismamiento, cree reconocerlo, bajo y vidrio y le dice: -Efraín, eres tú? Efrain mira fijamente al sujeto oloroso, entrecierra los ojos y musita ¿Enrique?
-Henry, Efrain. ¿Como estás? -Aqui, pasando trabajo! -Ah, le interpela Enrique (Henry), -Aqui tienes mi tarjeta, en nuestra compañia tenemos mucho trabajo en computadoras, ve por alla. No sabia que Henry trabajaba para la misma compañia que destruyo su vida. ¿Aprovechará Efrain la oportunidad de rehacer su vida, volver a la universidad, salir dela miseria? En tu calle estoy.....

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